1. Pastor que con tus silbos amorosos me despertaste del profundo sueño, Tú que hiciste cayado de ese leño, en que tiendes los brazos poderosos, vuelve los ojos a mi fe piadosos, pues te confieso por mi amor y dueño, y la palabra de seguirte empeño, tus dulces silbos y tus pies hermosos. Oye, pastor, pues por amores mueres, no te espante el rigor de mis pecados, pues tan amigo de rendidos eres. Espera, pues, y escucha mis cuidados, pero ¿cómo te digo que me esperes, si estás para esperar los pies clavados? Lope de Vega 2. En la muerte de Cristo, contra la dureza del corazón del hombre Pues hoy derrama noche el sentimiento por todo el cerco de la lumbre pura, y amortecido el sol en sombra oscura, da lágrimas al fuego, y voz al viento; pues de la muerte el negro encerramiento descubre con temblor la sepultura, y el monte, que embaraza la llanura del mar cercano, se divide atento, de piedra es hombre duro, de diamante tu corazón, pues muerte tan severa no anega con tus ojos tu semblante. Mas no es de piedra, no; que si lo fuera, de lástima de ver a Dios amante, entre las otras piedras se rompiera. Francisco de Quevedo El Cristo crucificado de Velázquez 3. Soneto a Cristo crucificado No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera. No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera. Anónimo 4. Sobre estas palabras que dijo Jesucristo en la Cruz: “Mulier, ecce filius tuus: ecce Mater tua” (Ioan, 19) Mujer llama a su Madre cuando expira, porque el nombre de madre regalado no la añada un puñal, viendo clavado a su Hijo, y de Dios, por quien suspira. Crucificado en sus tormentos, mira su Primo, a quien llamó siempre «el Amado», y el nombre de su Madre, que ha guardado, se le dice con voz que el Cielo admira. Eva, siendo mujer que no había sido madre, su muerte ocasionó en pecado, y en el árbol el leño a que está asido. Y porque la mujer ha restaurado lo que sólo mujer había perdido, mujer la llama, y Madre la ha prestado. Francisco de Quevedo 5. Fuerza de lágrimas Con ánimo de hablarle en confianza de su piedad entré en el templo un día, donde Cristo en la cruz resplandecía con el perdón que quien le mira alcanza. Y aunque la fe, el amor y la esperanza a la lengua pusieron osadía, acordéme que fue por culpa mía, y quisiera de mí tomar venganza. Ya me volvía sin decirle nada, y como vi la llaga del costado, paróse el alma en lágrimas bañada: Hablé, lloré y entré por aquel lado, porque no tiene Dios puerta cerrada al corazón contrito y humillado. Lope de Vega Detalle de los pies en el Cristo crucificado de Velázquez 6. A Cristo en la Cruz Pender de un leño, traspasado el pecho y de espinas clavadas ambas sienes; dar tus mortales penas en rehenes de nuestra gloria, bien fue heroico hecho. Pero más fue nacer en tanto estrecho donde, para mostrar en nuestros bienes a dónde bajas y de dónde vienes, no quiere un portadillo tener techo. No fue esta más hazaña, ¡oh gran Dios mío!, del tiempo, por haber la helada ofensa vencido en flaca edad, con pecho fuerte —que más fue sudar sangre que haber frío—, sino porque hay distancia más inmensa de Dios a hombre que de hombre a muerte. Luis de Góngora 7. ¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado, y cuántas con vergüenza he respondido, desnudo como Adán, aunque vestido de las hojas del árbol del pecado! Seguí mil veces vuestro pie sagrado, fácil de asir, en una cruz asido, y atrás volví otras tantas, atrevido, al mismo precio en que me habéis comprado. Besos de paz os di para ofenderos, pero si fugitivos de su dueño hierran cuando los hallan los esclavos, hoy que vuelvo con lágrimas a veros, clavadme vos a vos en vuestro leño, y tendréisme seguro con tres clavos. Lope de Vega Cristo después de la flagelación, de Murillo 8. Al buen ladrón, sobre las palabras: “Memento mei” et “Hodie mecum eris in Paradiso”, acordando lo que dice: “Non rapinam arbitratus” ¡Oh vista de ladrón bien desvelado, pues estando en castigo tan severo vio reino en el suplicio y el madero, y rey en cuerpo herido y justiciado! Pide que dél se acuerde el coronado de espinas, luego que Pastor Cordero entre en su reino, y deja el compañero por seguir al que robo no ha pensado. A su memoria se llegó, que infiere con Dios su valimiento, porque vía que por ella perdona a quien le hiere. Sólo que dél se acuerde le pedía cuando en su reino celestial se viere, y ofreciósele Cristo el mismo día. Francisco de Quevedo 9. Muere la vida, y vivo yo sin vida, ofendiendo la vida de mi muerte, sangre divina de las venas vierte, y mi diamante su dureza olvida. Está la majestad de Dios tendida en una dura cruz, y yo de suerte que soy de sus dolores el más fuerte, y de su cuerpo la mayor herida. ¡Oh duro corazón de mármol frío!, ¿tiene tu Dios abierto el lado izquierdo, y no te vuelves un copioso río? Morir por él será divino acuerdo, mas eres tú mi vida, Cristo mío, y como no la tengo, no la pierdo. Lope de Vega Agnus Dei de Zurbarán 10. Refiere cuán diferentes fueron las acciones de Cristo Nuestro Señor y de Adán Adán en Paraíso, Vos en huerto; él puesto en honra, Vos en agonía; él duerme, y vela mal su compañía; la vuestra duerme, Vos oráis despierto. Él cometió el primero desconcierto, Vos concertastes nuestro primer día; cáliz bebéis, que vuestro Padre envía; él come inobediencia, y vive muerto. El sudor de su rostro le sustenta; el del vuestro mantiene nuestra gloria: suya la culpa fue, vuestra la afrenta. Él dejó horror, y Vos dejáis memoria; aquél fue engaño ciego, y ésta venta. ¡Cuán diferente nos dejáis la historia! Francisco de Quevedo |
sabato, aprile 19, 2014
Sonetos de la Pasión
mercoledì, aprile 16, 2014
Simondon
L'homme qui veut dominer ses semblables suscite la machine androïde.
Il abdique alors devant elle et lui délègue son humanité. Il cherche à
construire la machine à penser, rêvant de pouvoir construire la machine à
vouloir, la machine à vivre ...
Gilbert Simondon
Du mode d'existence des objets techniques (1958)
mercoledì, aprile 09, 2014
Ossa
“Può
darsi Spirito se c’è un osso, e cioè un dato materiale in cui
incarnarsi, in cui possa farsi mondo”.
Isabella
Guanzini
giovedì, aprile 03, 2014
Persona e organismo
The crucial concept for any philosophical attempt to provide the basis for human understanding is the concept of the person. It is a well-known thesis of philosophy — expressed in countless idioms and in countless' tones of voice — that human beings may be described in two contrasting (and, for some, conflicting) ways: as organisms obedient to the laws of nature, and as persons, sometimes obedient, sometimes disobedient, to the moral law. Persons are moral agents; their actions have not only causes, but also reasons.
R. Scruton
Arsura
L'arsura della terra
Leviga crepe, ferite
Il suono delle parole
Non si sconta
Bolle di cielo gorgogliano tra i pini
Un tempo cupi caprai
Salmodiavano qui
Inni sagaci:
Queste parole non sono in vendita
genseki
Leviga crepe, ferite
Il suono delle parole
Non si sconta
Bolle di cielo gorgogliano tra i pini
Un tempo cupi caprai
Salmodiavano qui
Inni sagaci:
Queste parole non sono in vendita
genseki
Forza clemente
Io so a che mi vincolano le mie insufficienze, vetrata se il fiore si separa dal sangue della giovine estate. Il cuore d'acqua nera del sole ha preso il posto del sole, ha preso il posto del mio cuore. Questa sera la grande ruota errante del desío, cosí pesante, forse è visibile solo per me. Finiró per naufragare altrove?
René Char
Trad.genseki
René Char
Trad.genseki
Rigogolo
Il rigogolo entró nella capitale dell'alba
La spada del suo canto chiuse il letto triste
Tutto finí per sempre.
René Char
Trad. genseki
La spada del suo canto chiuse il letto triste
Tutto finí per sempre.
René Char
Trad. genseki
mercoledì, aprile 02, 2014
giovedì, marzo 27, 2014
La poesia si liberava di me
La poesia si liberava di me
Prima che il tempo scoperchiasse il torrente
Rimasero correnti di spade vive
Fremiti di metalli
Il fumo dell'incenso si solidificava
Ma non avrebbe potuto ferirmi
Come un feto mi diluivo
Nella placenta delle parole
Fino all'inganno
Fino a neve e neve e neve di menzogna
Espulso dalla poesia
Dalle lacrime dei segni
Nel deserto di pece e vento
gensei
Prima che il tempo scoperchiasse il torrente
Rimasero correnti di spade vive
Fremiti di metalli
Il fumo dell'incenso si solidificava
Ma non avrebbe potuto ferirmi
Come un feto mi diluivo
Nella placenta delle parole
Fino all'inganno
Fino a neve e neve e neve di menzogna
Espulso dalla poesia
Dalle lacrime dei segni
Nel deserto di pece e vento
gensei
I baci
Non dimenticarti, primizia, il bel giorno dei baci
Dei baci alati che giunti alla tua bocca
Posero in un istante le loro piume ardenti
Sul tuo disegno puro che si arrende dischiuso.
Ti sfiorarone i denti. Ne percepisti il peso
Sulla tua bocca i palpiti delle piume celesti
Felici palpitavano le tue labbra rotonde
Chi non bacia gli alati che giunti si dileguano?
Dischiusa la tua bocca vidi denti bianchissimi,
Ecco i becchi sottili nella tua bocca affondano,
Ah! Beccate celesti, quando dolce sentisti
Che il tuo corpo lieve, leggero si levava.
Che sottile, che svelta, che graziosa, regnavi!
Uccelli e luce giungono, piume di baci puri
Oscurano il tuo volto cone le loro ali calde,
Ti sfiorano, svolazzano, mentre accecata splendi.
Non dimenticarlo: Felici, vedi vanno, ora, fuggendo,
Guarda. volano, ascendono ed il cielo li accoglie.
Alti, dorati ascendono, cosí caldi che ardono,
Brillano, cantano, gemono. Delirano nel cielo
Vicente Aleixandre
Trad genseki
martedì, marzo 25, 2014
Calendario
Ho collegato tra di loro le mie convinzioni e ingrandito la tua presenza. Hoconcesso una energia rinnovata a ai miei giorni appoggiandoli a questa forza spaziosa. Ho congedato la violenza che limitava il mio ascendente. Ho misurato umilmente il polso dell'equinozio. L'oracolo non mi rende piú suo vassallo.
Entro: sperimentando o no la grazia.
La minaccia si è levigata. La spiaggia che ogni inverno accumulava leggende regressive, sibille dalle braccia cariche di ortiche, si prepara per gli esseri da soccorrere. So bene che la coscienza che osa non ha da temere nulla dalla pialla.
René Char
da: "Fureur et mystère"
trad. genseki
Entro: sperimentando o no la grazia.
La minaccia si è levigata. La spiaggia che ogni inverno accumulava leggende regressive, sibille dalle braccia cariche di ortiche, si prepara per gli esseri da soccorrere. So bene che la coscienza che osa non ha da temere nulla dalla pialla.
René Char
da: "Fureur et mystère"
trad. genseki
Lacrime di ardesia
A queste pietre grige sostano
Le lacrime di primavera
Non ci sono altri fiori
Altri corpi volanti tra rami spezzati
Solo silenzi
In agguato
Come improvvise pozze d'acque verdi
Questo cielo non lo possiamo sentire
È il nostro corpo di lacrime d'ardesia.
genseki
Le lacrime di primavera
Non ci sono altri fiori
Altri corpi volanti tra rami spezzati
Solo silenzi
In agguato
Come improvvise pozze d'acque verdi
Questo cielo non lo possiamo sentire
È il nostro corpo di lacrime d'ardesia.
genseki
I dormienti
Qual voce tra gli uccelli di questa notte di sogno
Modula dolcemente nomi in aria?
Destatevi! Una luna tonda geme o canta
Tra i veli, senz'ombra, senza meta invocandovi
Un cielo ferito a colpi di luce, a colpi di ascia, piove oro
Privo di stelle con il sangue che cola lungo il dorso;
Rivelatore invito di un destino che chiama
Sempre i dormienti sotto i cieli vissuti.
Destatevi! È il mondo, è la sua musica. Ascoltatela!
La terra, desta, vola ubriaca di volti,
Di desideri, nuda, senza tunica, radiante
Baccante degli spazi che mostra il bel seno,
Azzurrato di vene, turgido, fulgente.
Gurdate! Non vedete una coscia abbagliante che avanza?
Un pacco vittorioso, un vestito stellato,
Che con ritardo sconvolge, frusta e spezza
I venti siderali azzurri e fragili?
Non udite un clamore nella notte? o dormienti!
Sordi siete ai cantici! S'alzano dolci coppe,
O stelle mie, vino celeste, datemi tutta
La vostra follia, datemi i vostri bordi luminosi!
Le mie labbra sanno ancor suggervi, la mia gola
S'accende di sapienza, dolci brillano i miei occhi.
La notte intera scintillando in me illumina
I vostri sogni, o dormienti, o morti, o finiti,
Oppure no. Mortalmente silenti, come lune
Di pietra, in terra sordi restate, senza tomba.
Una notte di veli, di piume, di sguardi
Vola per gli spazi, sollevandovi, insepolti.
V. Aleixandre
Trad.. genseki
Modula dolcemente nomi in aria?
Destatevi! Una luna tonda geme o canta
Tra i veli, senz'ombra, senza meta invocandovi
Un cielo ferito a colpi di luce, a colpi di ascia, piove oro
Privo di stelle con il sangue che cola lungo il dorso;
Rivelatore invito di un destino che chiama
Sempre i dormienti sotto i cieli vissuti.
Destatevi! È il mondo, è la sua musica. Ascoltatela!
La terra, desta, vola ubriaca di volti,
Di desideri, nuda, senza tunica, radiante
Baccante degli spazi che mostra il bel seno,
Azzurrato di vene, turgido, fulgente.
Gurdate! Non vedete una coscia abbagliante che avanza?
Un pacco vittorioso, un vestito stellato,
Che con ritardo sconvolge, frusta e spezza
I venti siderali azzurri e fragili?
Non udite un clamore nella notte? o dormienti!
Sordi siete ai cantici! S'alzano dolci coppe,
O stelle mie, vino celeste, datemi tutta
La vostra follia, datemi i vostri bordi luminosi!
Le mie labbra sanno ancor suggervi, la mia gola
S'accende di sapienza, dolci brillano i miei occhi.
La notte intera scintillando in me illumina
I vostri sogni, o dormienti, o morti, o finiti,
Oppure no. Mortalmente silenti, come lune
Di pietra, in terra sordi restate, senza tomba.
Una notte di veli, di piume, di sguardi
Vola per gli spazi, sollevandovi, insepolti.
V. Aleixandre
Trad.. genseki
A quel tempo
A sei anni
Vivevo in un cimitero di bambole
Evitando me stessa,
Il mio corpo,sospettato
Nella sua casa grottesca
Me ne restavo chino nella mia stanza dietro una porta
In cella,
Ero l'esiliata
Seduta tutto il giorno su di un nodo.
Parleró delle meschine crudeltá dell'infanzia;
Ero la terza figlia
L'ultimo regalo
L'ultima accolta
- Delle umiliazioni di ogni sera quando la Madre mi spogliava,
Della vita durante il giorno chiusa nella mia stanza -
Perché ero l'indesiderata, l'errore
Che la Madre usó per evitare che il Padre
Divorziasse.
Divorzio!
L'amico romantico,
Romantici che volano sulle mappe
Di altri paesi
Fianchi e nasi e monti
In Asia o nella Foresta Nera
O acchiappata dal 1928
L'anno dell'Io,
Per un errore,
Non a causa del divorzio
Piuttosto l'Io che rifiutava di succhiare il seno
Che non poteva compiacere
Quell'io di cui il corpo crebbe insicuro,
L'Io che schiacciava il naso delle bambole
Che non poteva rompere,
Penso alle bambole,
Cosí ben fatte
Così perfettamente asemblate
Mentre le stringevo a me
Baciando le loro bocche irreali
Ricordo la loro pelle soave,
Quelle appena comprate,
La pelle rosa e gli occhi gravi di porcellana azzurra.
Venivano da un terra misteriosa
Senza il dolore della nascita,
Nate bene, in silenzio.
Quando volevo fare visita,
L'arrmadio era dove facevo le prove della vita,
Tutto il giorno tra le scarpe,
Lontana dalla luna della lampadina del soffitto,
Lontana dal letto, dal tavolo massiccio
E quell'orribile rosa ripetuta sulle pareti.
Non cervavo di metterlo in discussione
Mi nascondevo nell'armadio come chi si nasconde in un albero,
Crescevo nell'armadio come fossi una radice,
Tuttvia pianificando voli,
Convinta che avrei innalzato il mio corpo fino al cielo,
Trascinandomelo appresso come fosse un gran letto,
E sebbene non fossi qualificata,
Ero sicura che ci sarei riuscita,
Almeno a andar su come un'ascensore.
Con sogni di questo tipo,
Con tali sogni,
Accumulando energia come un toro,
Pianificai la mia crescita e la mia femminilitá
Come chi crea la coreografia di un balletto.
Sapevo che se aspettavo tra le scarpe
Avrebbero immancabilmente finito per andarmi strette,
I mocassini solidi, quelle spesse e rosse,
Le scarepe sedute insieme come soci,
Le ciabatte piene di collirio Griffin
E i vestiti che ondeggiavano su di me,
Sempre sopra di me
Con nastri e pieghettati,
Colletti e orli e rigide cuciture
E il malocchio nelle martingale.
Restavo seduta tutto il giorno
Mettendo il mio cuore in una scatola da scarpe,
Evitando la finestra preziosa
Come se fosse un brutto occhio
Attraverso il quale tossivano gli uccelli
Incatenati agli albero frondosi;
Evitando la tapezzeria della stanza
Dove fiorivano lingue senza posa
Sbocciando come fiori marini.
E cosí cercavo di ammazzare il tempo
Fino a che la Madre,
La grande,
Veniva e mi obbligava a togliermi i vestiti
Io mi infilavo in silenzio nel letto
Proteggendo la mia piccola dignitá
Non facevo domande sulla porta o sull'armadio
Non questionavo il rito
Quando sulle fredde piastrelle del bagno,
Lei ogni giorno mi apriva le gambe
Per esaminare i miei difetti.
Ignorava che le mie ossa,
Solide sculture
Non si sarebbero frantumate.
Ignorava la donna che sarei divenuta,
Che il mio sangue sarebbe fiorito
Che il mio sangue sarebbe fiorito.
Ogni mese come un fiore esotico,
E neppure che le bambine,
Dueopere d'arte,
Sarebbero sbucate tra le mie gambe,
Femminucce raccolte che respiravano seza preoccupazioni
Ognuna addormentata nella sua bellezza.
Non sapevo che alla fine la mia vita
Avrebbe travolto mia Madre come un camion
E tutto quello che sarebbe restato
Di quando avevo sei anni,
Sarebbe stato un forellino nel cuore, un angolo morto nell'orecchio
Perché potessi ascoltare
Con maggiore chiarezza il non detto.
A. Sexton
Trad. genseki
Vivevo in un cimitero di bambole
Evitando me stessa,
Il mio corpo,sospettato
Nella sua casa grottesca
Me ne restavo chino nella mia stanza dietro una porta
In cella,
Ero l'esiliata
Seduta tutto il giorno su di un nodo.
Parleró delle meschine crudeltá dell'infanzia;
Ero la terza figlia
L'ultimo regalo
L'ultima accolta
- Delle umiliazioni di ogni sera quando la Madre mi spogliava,
Della vita durante il giorno chiusa nella mia stanza -
Perché ero l'indesiderata, l'errore
Che la Madre usó per evitare che il Padre
Divorziasse.
Divorzio!
L'amico romantico,
Romantici che volano sulle mappe
Di altri paesi
Fianchi e nasi e monti
In Asia o nella Foresta Nera
O acchiappata dal 1928
L'anno dell'Io,
Per un errore,
Non a causa del divorzio
Piuttosto l'Io che rifiutava di succhiare il seno
Che non poteva compiacere
Quell'io di cui il corpo crebbe insicuro,
L'Io che schiacciava il naso delle bambole
Che non poteva rompere,
Penso alle bambole,
Cosí ben fatte
Così perfettamente asemblate
Mentre le stringevo a me
Baciando le loro bocche irreali
Ricordo la loro pelle soave,
Quelle appena comprate,
La pelle rosa e gli occhi gravi di porcellana azzurra.
Venivano da un terra misteriosa
Senza il dolore della nascita,
Nate bene, in silenzio.
Quando volevo fare visita,
L'arrmadio era dove facevo le prove della vita,
Tutto il giorno tra le scarpe,
Lontana dalla luna della lampadina del soffitto,
Lontana dal letto, dal tavolo massiccio
E quell'orribile rosa ripetuta sulle pareti.
Non cervavo di metterlo in discussione
Mi nascondevo nell'armadio come chi si nasconde in un albero,
Crescevo nell'armadio come fossi una radice,
Tuttvia pianificando voli,
Convinta che avrei innalzato il mio corpo fino al cielo,
Trascinandomelo appresso come fosse un gran letto,
E sebbene non fossi qualificata,
Ero sicura che ci sarei riuscita,
Almeno a andar su come un'ascensore.
Con sogni di questo tipo,
Con tali sogni,
Accumulando energia come un toro,
Pianificai la mia crescita e la mia femminilitá
Come chi crea la coreografia di un balletto.
Sapevo che se aspettavo tra le scarpe
Avrebbero immancabilmente finito per andarmi strette,
I mocassini solidi, quelle spesse e rosse,
Le scarepe sedute insieme come soci,
Le ciabatte piene di collirio Griffin
E i vestiti che ondeggiavano su di me,
Sempre sopra di me
Con nastri e pieghettati,
Colletti e orli e rigide cuciture
E il malocchio nelle martingale.
Restavo seduta tutto il giorno
Mettendo il mio cuore in una scatola da scarpe,
Evitando la finestra preziosa
Come se fosse un brutto occhio
Attraverso il quale tossivano gli uccelli
Incatenati agli albero frondosi;
Evitando la tapezzeria della stanza
Dove fiorivano lingue senza posa
Sbocciando come fiori marini.
E cosí cercavo di ammazzare il tempo
Fino a che la Madre,
La grande,
Veniva e mi obbligava a togliermi i vestiti
Io mi infilavo in silenzio nel letto
Proteggendo la mia piccola dignitá
Non facevo domande sulla porta o sull'armadio
Non questionavo il rito
Quando sulle fredde piastrelle del bagno,
Lei ogni giorno mi apriva le gambe
Per esaminare i miei difetti.
Ignorava che le mie ossa,
Solide sculture
Non si sarebbero frantumate.
Ignorava la donna che sarei divenuta,
Che il mio sangue sarebbe fiorito
Che il mio sangue sarebbe fiorito.
Ogni mese come un fiore esotico,
E neppure che le bambine,
Dueopere d'arte,
Sarebbero sbucate tra le mie gambe,
Femminucce raccolte che respiravano seza preoccupazioni
Ognuna addormentata nella sua bellezza.
Non sapevo che alla fine la mia vita
Avrebbe travolto mia Madre come un camion
E tutto quello che sarebbe restato
Di quando avevo sei anni,
Sarebbe stato un forellino nel cuore, un angolo morto nell'orecchio
Perché potessi ascoltare
Con maggiore chiarezza il non detto.
A. Sexton
Trad. genseki
Anne Sexton
È necessario distorsionare i fatti letterali della vita per presentare la veritá emozionale soggiacente. Il poeta non é obbligato a raccontare tutto. Puó mentire. Possiamo confessare e mentire infinitamente...
***
Uno scrittore è qualcuno che con i mobili produce alberi.
***
A volte divento un'altra persona e quando lo faccio, anche mentre scrivo, credo persino di essere effettivamente un'altra persona.
A. Sexton
Trad. genseki
***
Uno scrittore è qualcuno che con i mobili produce alberi.
***
A volte divento un'altra persona e quando lo faccio, anche mentre scrivo, credo persino di essere effettivamente un'altra persona.
A. Sexton
Trad. genseki
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