Visualizzazione post con etichetta Bolaño. Mostra tutti i post
Visualizzazione post con etichetta Bolaño. Mostra tutti i post

martedì, aprile 12, 2011

Lo scrittore lumpen

Considerazioni si Bolaño


I romanzi e i racconti di Bolaño in una certa misura rappresentano l'irruzione del punto di vista del sottoproletario, del "lumpen" nel mondo della letteratura. Anzi del sottoproletario e del "lumpen" di quello che fino a pochi anni fa era il terzo mondo.


Questa irruzione è possibile perché il territorio della letteratura comincia a non essere più presidiato dai rappresentanti, degeneri, delle classi dominanti che fino ad ora se eneerano incaricati.


In effetti non ci sono quasi più rappresentanti degeneri delle classi dominanti, tutti sono ormai solidali e omogenei al visione del mondo del frammento sociale in cui la sorte gli ha fatti nascere.


Lo scrittore, come Bolaño stesso fa dire a uno dei personaggi de “Los detectives salvajes” era uno che si ribellava contro la sua classe di provenienza. Il fatto di essere scrittore, il fatto puro e semplice era la colpa e l'esilio la pena per questa inespiabile colpa.


Lo scrittore sottoproletario scrive per integrarsi nella classe dominante, quello del terzo mondo di allora, inoltre, anche per potere entrare in Europa con i documenti in regola. La letteratura è una marca di confine che le convulsioni del capitalismo nella fase della sua suprema degenerazione affermazione ha lasciato libera dalle guarnigioni. Lo scrittore "lumpen" vi penetra con il suo sguardo avidamente "lumpen", con la sua laboriosità affannosa, con i suoi modi che possono a volte apparire piagnucolosi e teneri. Lo scrittore "lumpen" si muove spesso come un cucciolo. Lo scrittore l"umpen" è cosmopolita, non appartiene a una tradizione, combina i frammenti disordinati dei libri che propone il mercato editoriale, letti avidamente, ma che sono comunque libri-merce, non libri-opera. Qui appare evidente la differenza con Rimbaud. Rimbaud era di razza contadina. Rimbaud è il prodotto di un testardo radicamento di una stirpe su di un territorio, la sua rottura, la sua ribellione può essere così violentemente tellurica, può scuotere la poesia dalle sue fondamenta, proprio perché irrompe dalle viscere del tempo e della tradizione e en rende incandescenti i frammenti come un vulcano con lapilli e lava. Bolaño è il prodotto di un collasso, è nato dentro un esodo, le sue radici sono immaginarie, la sua ribellione ha la consistenza di una bolla di sapone, la sola intimità possibile è, per lui il sesso vissuto con indifesa tenerezza.


genseki

lunedì, febbraio 14, 2011

Bolañismi

Manuel Maples Arce, paseando por la Calzada del Cerro, bosque de
Chapultepec, México DF, agosto de 1976.
Este joven, Arturo Belano, vino a
verme para hacerme una entrevista. Sólo lo vi una vez. Lo acompañaban dos
muchachos y una muchacha, no sé sus nombres, casi no abrieron la boca, la
muchacha era norteamericana.
Le dije que abominaba del magnetófono por la misma razón que mi amigo
Borges abominaba de los espejos. ¿Usted fue amigo de Borges?, me preguntó
Arturo Belano con un tono asombrado un poco ofensivo para mí. Fuimos bastante
amigos, le respondí, íntimos, podría decirse, en los días lejanos de nuestra
juventud. La norteamericana quiso saber por qué Borges abominaba de los
magnetófonos. Supongo que porque es ciego, le dije en inglés. ¿Qué tiene que ver
la ceguera con los magnetófon dijo ella. Le recuerda los peligros del oído, le
respondí. Escuchar su propia voz, los pasos de uno mismo, los pasos del
enemigo. La norteamericana me miró a los ojos y asintió. No creo que conociera a
Borges demasiado bien. No creo que conociera mi obra en absoluto, aunque a mí
me tradujo John Dos Passos. Tampoco creo que conociera mucho a John Dos
Passos.
En fin, me pierdo. ¿En dónde estaba? Le dije a Arturo Belano que prefería
que no usara el magnetófono y que sería mejor que me dejara un cuestionario con
preguntas. Él accedió. Sacó una hoja y redactó las preguntas mientras yo le
enseñaba algunas habitaciones de la casa a sus acompañantes. Luego, cuando
tuvo terminado el cuestionario, hice que trajeran unas bebidas y estuvimos
hablando. Ya habían entrevistado a Arqueles Vela y a Germán List Arzubide.
¿Cree usted que alguien se puede interesar actualmente por el estridentismo?, le
pregunté. Por supuesto, maestro, dijo él, o algo parecido. Yo creo que el
estridentismo ya es historia y como tal sólo puede interesar a los historiadores de
la literatura, le dije. A mí me interesa y no soy un historiador, dijo él. Ah, bueno.
Esa noche, antes de acostarme, leí el cuestionario. Las preguntas típicas
de un joven entusiasta e ignorante. Hice, esa misma noche, un borrador con mis
respuestas. Al día siguiente lo pasé todo en limpio. Tres días más tarde, tal como
habíamos convenido, vino él a buscar el cuestionario. La criada lo hizo pasar pero
le dijo, por expresa instrucción mía, que yo no estaba. Luego le entregó el paquete
que yo tenía preparado para él: el cuestionario con mis respuestas y dos libros
míos que no me atreví a dedicarle (creo que hoy los jóvenes desdeñan estos
sentimentalismos). Los libros eran Andamios interiores y Urbe. Yo estaba al otro
lado de la puerta, escuchando. La criada dijo: esto le ha dejado el señor Maples.
Silencio. Arturo Belano debió de coger el paquete y mirarlo. Debió de hojear los
libros. Dos libros publicados hace tanto tiempo y con las páginas (excelente papel)
sin cortar. Silencio. Debió de mirar por encima el cuestionario. Después oí que
daba las gracias a la criada y se marchaba. Si vuelve a visitarme, pensé, estaré
justificado, si un día aparece por mi casa, sin anunciarse, para conversar conmigo,
para oírme contar mis viejas historias, para poner sus poemas a mi consideración,
estaré justificado. Todos los poetas, incluso los más vanguardistas, necesitan un
padre. Pero éstos eran huérfanos de vocación. Nunca volvió.
Roberto Bolaño
Los Detectives Salvajes